jueves, 4 de abril de 2024

🔼 Cuando los ingleses ahorcaban españoles en Gibraltar en 1944

 Ese año un grupo de camisas azules intentó recuperar el Peñón: su acción consistiría en hacer saltar por los aires el arsenal que los ingleses tenían en su colonia ocupada de la Roca y con el que abastecían a su Armada y a su ejército en el área del Mediterráneo


Ejecución militar pública en Gibraltar


Los años cuarenta del siglo pasado fueron convulsos en toda Europa y España no fue una excepción por las distintas familias que convivían y competían en torno al poder del general Francisco Franco, mientras se desarrollaba una guerra mundial. El profesor Francisco Blanco destaca respecto a la resistencia falangista frente al régimen del general Franco: a ese grupo de falangistas considerados como intransigentes, los que querían hacer la revolución a toda costa y no se conformaban con la masiva construcción de viviendas ni la generalización de la Seguridad Social, tenían muy claro que en el caso de triunfo de los aliados en la Segunda Guerra Mundial su proyecto político estaba agotado para siempre.
De ahí que intervinieran en planes ambiciosos pero muy limitados dada su capacidad y la existencia, además, en el seno franquista, de poderosas influencias poco favorables a Alemania como el luego almirante Luis Carrero Blanco, que no era el único: varios generales, como Orgaz y Vigón; dos ministros, el del Ejército, José Enrique Varela, y el de Gobernación, el coronel Valentín Galarza; y el hermano de Franco, Nicolás…
Posiblemente el proyecto más interesante respecto a la recuperación del Peñón de Gibraltar fue el intento que, en 1943, realizó un grupo de camisas azules para volar por los aires el arsenal que los ingleses tenían en su colonia ocupada de la Roca y con el que abastecían a su Armada y a su ejército en el área del Mediterráneo. En aquello parecía estar el liderazgo del médico Narciso Perales Herrero, Palma de Plata de Falange –del que hablaremos al final– y un reducido grupo de camaradas falangistas.


Mapa de 1939 del Estrecho de Gibraltar, publicado en 'The Illustrated London News'

A la postre el plan falló y llevó a la horca británica al falangista Luís López Cordón-Cuenca con el silencio más absoluto por parte del Gobierno español. Algunos alegaron indiscreción y dijeron que López Cordón-Cuenca, de 23 años, era demasiado comunicativo y locuaz sobre sus funciones de sabotaje cuando frecuentaba los bares del entorno de la Roca, establecimientos infectados de informantes de los ingleses.
El falangista fue detenido por las autoridades del Reino Unido en 1943 no por sus peroratas, sino acusado de introducir una bomba de fabricación alemana en la Roca con la intención de volar el polvorín. Fue juzgado en agosto de 1943, aunque su cómplice, Blas Castro, pudo escapar con éxito. El 31 de ese mes López Cordón-Cuenca fue condenado a muerte por los mandos británicos de la Colonia acusado de «formar parte de un comando que, presuntamente bajo la inspiración de azules rebeldes, pretendía volar un depósito de municiones en el Peñón de Gibraltar».
Otro español asesinado el mismo día por los ingleses fue José Martín Muñoz, de sólo 19 años, cuyo caso es menos conocido aún. Fue arrestado en julio de 1943 acusado de haber provocado, el 30 de junio anterior, varios incendios en ese territorio español usurpado por Londres. El incendio de uno de los depósitos instalados en Coaling Island provocó una deflagración que causó la pérdida de grandes cantidades de combustible y perjudicó gravemente el esfuerzo de guerra británico al impedir el suministro del material de alto octanaje utilizado por los buques y aviones destinados en el Mediterráneo. Diez depósitos fueron destruidos, cada uno de ellos con una capacidad de 3.300 galones, y otro más de 11.000 galones también fue pasto de las llamas.


Detención de Luis López Cordón-Cuenca en Line Wall Road, junio de 1943Ministry for Heritage | HM Government of Gibraltar

Tras realizar las oportunas investigaciones, los británicos descubrieron que también había sido gravemente dañado el centro de mando y control del complejo de abastecimiento de Coaling Island. Las pérdidas (sólo en lo que a combustible se refiere) fueron estimadas por el inspector jefe de los astilleros de Gibraltar, Harold Smith, en unas 7.000 libras.

La policía colonial ocupante también le requisó algunos explosivos a José Martín Muñoz. Juzgado de forma sumaria en octubre de 1943, fue condenado a muerte.

El verdugo británico Albert Pierrepoint fue reclamado a la metrópoli para las ejecuciones y viajó hasta la colonia y ahorcó a los españoles azules el 11 de enero de 1944. Los ingleses, de forma bárbara, colgaron sus cuerpos muertos cerca de la verja fronteriza para que se vieran bien desde el otro lado.

Esos activistas considerados proalemanes –liderados al parecer por el médico y falangista histórico Narciso Perales– realizaron sabotajes en el Peñón, que trajeron como consecuencia el ahorcamiento de los falangistas Cordón-Cuenca y Martín Muñoz en 1944 por parte de los ingleses. Aunque no se menciona habitualmente que fueron dos los ejecutados por el Gobierno británico, sí hay coincidencia de los distintos autores que el mando recaía sobre el médico y falangista rebelde Narciso Perales. Entre 1941 y 1942 Perales realizaría varias gestiones para intentar conseguir el indulto de Juan José Domínguez Muñoz, condenado a muerte por su implicación en el atentado de Begoña. Los esfuerzos fracasaron y Domínguez fue finalmente fusilado el 3 de septiembre de 1942.

El plan nonato para liberar Gibraltar necesitó previamente largas labores de información (que resultaron inútiles pues no se terminó de ejecutar) desarrolladas desde cuatro años antes de los ahorcamientos británicos de españoles. Estas tareas subversivas contra el imperialismo británico pudieron verse facilitadas por el tiempo que el general Agustín Muñoz Grandes estuvo como jefe militar en el área, tras dejar el mando del partido único.

Su gran amigo, el general Yagüe, mantenía buenas relaciones con Narciso Perales, que fue confinado casualmente en esa zona en 1943 por su actitud levantisca frente al Gobierno establecido. El general Muñoz Grandes, futuro jefe de la División Azul, había abandonado la Secretaría General de Falange, FET, a los siete meses de haberla asumido, para llevar el gobierno militar del Campo de Gibraltar desde julio de 1940.


Un tanque británico Valentine Mk. II recién llegado a Gibraltar, el 30 de noviembre de 1942

Ese mismo mes llegó a Algeciras un grupo de Inteligencia Militar de la Abwehr para estudiar la expulsión de los colonialistas. En los planes de España estaba entonces la recuperación de la colonia inglesa. En una de las coplas al regreso de la Unión Soviética, los divisionarios azules cantaban: «Y si en Rusia ya triunfó mi División, no es bastante nuestra hazaña si es inglesa la bandera del Peñón». La liberación de la colonia no se produjo y dos falangistas murieron colgando de las letales sogas de Su Graciosa Majestad.
Narciso Perales fue después colaborador de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y durante varios años fue vicepresidente de la Comisión Internacional Permanente para la Medicina del Trabajo. En 1955 fue uno de los fundadores de la Sociedad Española de Medicina y Seguridad del Trabajo (SEMST), de la que después sería nombrado presidente permanente. Asimismo, fue profesor en la Escuela de Medicina del Trabajo, entre 1957 y 1958. A él se debe entre otras cosas el reconocimiento de la silicosis, mal de los mineros, como enfermedad profesional.

ENLACES:

https://www.eldebate.com/historia/20240404/cuando-ingleses-ahorcaban-espanoles-gibraltar-1944_185222.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario