A finales de marzo de 1943, un grupo de pescadores españoles rescató a nueve submarinistas: los únicos supervivientes del U-77 comandado por Otto Hartmann
- Los restos del comandante fueron trasladados al cementerio militar de Cuacos de Yuste.
A pesar de los esfuerzos de la gran pantalla por perpetuar el mito, lo cierto es que no todos los submarinos alemanes operaban de forma exclusiva en el Atlántico contra los famosos convoyes mercantes. Una parte significativa de estos sumergibles tenía órdenes de acechar a sus objetivos en las costas mediterráneas. Fue en ese escenario, desde el sur de Portugal hasta el norte de África, donde una larga retahíla de capitanes se ganaron sus condecoraciones. Y, de entre todos ellos, destacó sobremanera Otto Hartmann, comandante del U-77. A la temprana edad de 26 años, este comandante acumuló una impresionante lista de casi una veintena de embarcaciones dañadas o hundidas bajo su mando. Casi nada.
Pero la fortuna a veces cambia de bando. Nada hacía esperar que el 28 de marzo de 1943 sería el último día para muchos de los marineros del U-77. Pero, a veces, la vida esconde estas escalofriantes sorpresas. Aquella jornada, Hartmann volvía exultante tras dar un buen susto al convoy MKS-10 a la altura de Orán cuando se percató de que se avecinaban problemas en forma de avión. '¡Alarm!'. El aparato en cuestión era un Hudson adscrito al 48 Escuadrón, ubicado en Gibraltar, y de él sabemos hasta el nombre y los apellidos del piloto –F. J. Clarke– y la misión que llevaba a cabo por entonces –una patrulla al este de Cartagena–.
La pelea entre ambos, aeroplano y sumergible, comenzó a eso de las once y media. Y de ella no salió bien parado el germano. Después de un breve intercambio de disparos, al 'U-Boot' no le quedó más remedio que sumergirse. Aunque para entonces ya era tarde y el agua entraba a raudales por una grave fuga en la sala de máquinas. Al final, al U-77 no le quedó más remedio que salir a superficie; era eso, o irse al fondo del mar. De inmediato, Hartmann informó a sus superiores de que planeaba dirigirse al puerto de Toulon para realizar reparaciones.
Dicen que las dificultades nunca vienen solas, y eso es lo que le ocurrió al U-77. Ante la presencia de más aparatos, y debido a los daños, Hartmann recibió órdenes de cambiar el rumbo y dirigirse a Alicante y, amparándose en el derecho internacional, solicitar entrar a puerto para reparar su navío. No tuvo tiempo. Al rato, un aeroplano aliado se topó de nuevo con el 'U-Boot' y consiguió acabar con él a golpe de ametralladora, explosivos y cargas de profundidad.
Estas últimas cayeron tan cerca del sumergible que lo hundieron a eso de la una de la madrugada. Con él quedaron sepultados en el Mediterráneo el comandante y casi cuarenta almas. O, al menos, eso se creía…
Restos del U77, hundido en Calpe ABC
Mientras el U-77 libraba su última batalla, en Alicante reinaba la normalidad. Esa mañana, fresca como el resto, un grupo de pescadores españoles prepararon sus redes azuzados por el patrón.
En palabras del investigador Andrés Ortolá, anhelaban terminar rápido su jornada y regresar a casa cargados de boquerones y sardinas. Lo que hallaron, sin embargo, fueron los restos del sumergible y a 9 supervivientes que rescataron y llevaron hasta el puerto de Calpe. Cuando informaron de la noticia fueron enviados desde la península varios buques más para recoger los cadáveres. En total, 36 cuerpos que fueron enterrados en cementerios locales. Con todo, otra versión afirma que los marineros arribaron a la costa en una lancha de goma. Como siempre, versiones para todos los gustos.
Alemania agradeció tanto la ayuda de los marineros que les entregó varios regalos. El más emotivo fue un reloj de pulsera que muchos guardaron hasta su muerte. Con todo, a partir de entonces se extendió una leyenda entre los pescadores; una que hablaba de un sumergible hundido en las costas de Calpe que transportaba un gigantesco tesoro propiedad de Adolf Hitler o Erwin Rommel. Imposible, de eso no hay duda. Y más, cuando el Tercer Reich no comenzó a evacuar parte de sus riquezas hasta bien entrado el año 1944. Pero es lo que tienen los mitos, que no atienden a lógica ni a datos.
La historia del U-77 permaneció entre el mito y la realidad hasta hace un suspiro: el año 2011. A mediados de diciembre, el día 8 para ser más concretos, la Fundación Greenwich de actividades subacuáticas localizó y fotografió cerca del Peñón de Ifach (en Calpe) el pecio de este sumergible; el primero de la Segunda Guerra Mundial hundido en aguas españolas. Los buzos realizaron la inmersión, fotografiaron el casco de la nave y corroboraron que seguía con sus elementos exteriores intactos. Desde entonces, las investigaciones han continuado a toda máquina. Aunque si alguien espera encontrar lingotes de oro a raudales, que espere sentado.
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