Encuentran tramos de vías y ruedas de vagonetas en Mamerki, el enclave donde los nazis instalaron su cuartel general en la Segunda Guerra Mundial y donde se cree que podría estar la conocida como «octava maravilla del mundo»
Año tras año aparecen pistas falsas sobre el mayor de los tesoros que el ejército nazi robó durante la Segunda Guerra Mundial, la legendaria Cámara de Ámbar que Federico I de Prusia le regaló al zar ruso Pedro y que adornaba el palacio de Catalina de la Villa de los Zares, cerca de San Petersburgo. Aun así los investigadores no tiran la toalla y perseveran en su búsqueda. Ahora, una nueva pista causa sensación en Polonia, tras haber sido descubierta una cavidad previamente desconocida en los cimientos de uno de los antiguos búnkeres alemanes en el complejo de Mamerki.
En dirección a la cavidad aparecen tramos de vías, ruedas de vagoneta y restos de un sistema de transporte «abandonado y enterrado por los constructores». El descubrimiento ha sido posible gracias a la última tecnología de un georradar y a la intuición de Bartlomiej Plebanczyk, historiador polaco que en 2003 arrendó la 50 hectáreas que albergan la red de túneles que sirvieron de Centro de Comunicaciones del cuartel general de las Fuerzas Terrestres Alemanas de Mamerki para establecer allí un museo. «¿Por qué se construyeron esos raíles, para qué se trajeron esos vagones, por qué se molestaron en cubrirlos con metro y medio de tierra?», se pregunta Plebanczyk, que considera indicios a tener en cuenta los hallazgos de restos de cerámica y lujosos objetos personales en el área.
El siguiente paso será la utilización de cámaras térmicas para determinar si realmente hay algo en la cavidad secreta. «Es posible que podamos encontrar elementos de la Cámara de Ámbar u otras obras de arte saqueadas en esa sala«, ha declarado Plebanczyk al periódico polaco 'Gazeta Olsztynska', «de lo que no cabe duda es de que esta estancia fue diseñada especialmente para esconder un tesoro«.
La Cámara de Ámbar era considerada la octava maravilla del mundo en el momento de su desaparición. Decorada con paneles de ámbar que pesaban 450 kilos, pan de oro y maderas nobles, además de gemas y espejos que hacían brillar la estancia de 56 metro cuadrados, su valor actual respondería a una estimación de al menos 500 millones de dólares.
La obra del escultor barroco alemán Andreas Schülter y del artesano Gottfried Wolfram, originalmente fue destinada al palacio de Charlottenburg de Berlín, en 1701, y permaneció en Berlín hasta 1716, año en que fue donada al imperio ruso, aliado de Prusia en ese momento. En 1941, sin embargo, las alianzas en Europa habían cambiado y los soldados alemanes la desmantelaron y expoliaron.
Su pista se perdió en Prusia Oriental, en Königsberg (actual Kaliningrado), donde había planes para volver a montarla y exhibirla. Hay constancia de que el 14 de octubre de ese año llegó desmontada a la ciudad, pero nunca llegó a exhibirse. Una vez finalizada la guerra, ya nadie pudo encontrarla. Varios testigos afirmaron haber visto las cajas a bordo del Wilhelm Gustloff, que zarpó de Gdingen el 30 de enero de 1945 y que poco después fue torpedeado y hundido por un submarino soviético.
El ejército ruso concluyó, según consta en los archivos del Kremlin, que fue destruida durante los crueles bombardeos sobre el castillo de Königsberg por parte de la Real Fuerza Aérea Británica, en 1944, y rematada durante la Batalla de Königsberg, entre el 11 de abril de 1945. Pero Europa se resistió siempre a la idea de haberla perdido definitivamente y las historias sobre su paradero son periódicamente alimentadas por hallazgos parciales. En 1997, por ejemplo, apareció en Alemania un mosaico de piedra italiano que formaba parte de un conjunto de su decoración y que estaba en posesión de los herederos de un soldado que había relatado a su familia que él mismo ayudó a desmontar y empaquetar sus tesoros.
En 'La Guarida del lobo'
Los habitantes de la hoy denominada Kaliningrado han escuchado a sus abuelos docenas de testimonios sobre partes de la Cámara de Ámbar halladas en las bodegas del castillo antes de su voladura, ordenada por Leonid Brézhnev en 1968, pero Plebanczyk siempre fue más partidario de la teoría de Mamerki, donde el ejército alemán tenía su cuartel general antes y durante el ataque a la Unión Soviética. El cuartel general oriental de Hitler, la «Guarida del Lobo», se encuentra a muy pocos kilómetros de distancia.
En la década de 1960, Erich Koch, el ex Gauleiter de Prusia Oriental y responsable de Königsberg en el momento de la desaparición del tesoro, fue llevado a Mamerki por funcionarios de seguridad soviéticos para una visita in situ. Había sido uno de los últimos en ver la Cámara de Ámbar y podía guardar el secreto de su ubicación. Pero todo fue en vano. La sentencia de muerte contra Koch impuesta por Polonia nunca llegó a ejecutarse, pero si el ex Gauleiter sabía algo sobre el paradero de la Cámara de Ámbar, se llevó su secreto a la tumba en 1986.
Ahora, la aparición de la cavidad secreta ha renovado las esperanzas y multitud de curiosos acuden a la zona en medio de una nueva «fiebre del ámbar». El jefe forestal Piotr Gawrycki, responsable del área, asegura que no tolerará «excavaciones individuales» bajo ninguna circunstancia. «Todo tiene que estar bajo la supervisión de las autoridades pertinentes», enfatiza, y rebaja las expectativas tanto de los aventureros como de los periodistas: «yo mismo no creo en la Cámara de Ámbar«.
ENLACES:
https://www.abc.es/cultura/via-tren-oculta-bunker-nazi-ultima-pista-20230613163150-nt.html
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