miércoles, 2 de enero de 2019

El Vasa, el «Titanic» sueco del siglo XVII que llegó intacto hasta hoy

El majestuoso galeón sueco se fue a pique en su viaje inaugural por un fallo de diseño. Casi todo el buque se recuperó intacto gracias a que las condiciones del mar Báltico, donde se fue a pique, no permiten el crecimiento de un molusco



Cuando queremos rememorar un traspié marítimo rememoramos la tragedia de la Armada Invencible o el naufragio del Titanic, pero pocos son los que evocan el hundimiento del buque sueco Vasa, uno de los navíos de guerra más potentes del siglo XVII , en su viaje inaugural.

En Djurgärden, una de las catorce islas que configuran Estocolmo, se encuentra un museo dedicado al Vasa, el único barco que queda del siglo XVII. Es un galeón majestuoso , construido con más de 1.000 robles escogidos especialmente, con 69 metros de eslora, 11,7 metros de manga y más de 1.200 metros cuadrados de velamen.

Un siniestro previsible
Su naufragio ocurrió el 16 de agosto de 1628. Tras recorrer poco más de un kilómetro, le bastaron dos golpes de viento para que el agua entrara por las troneras de los cañones . A los quince minutos de levar anclas y, ante la mirada atónita de los allí congregados, se escoró diecisiete grados a babor y se hundió con sus 64 cañones, sus 700 esculturas y sus 1.200 toneladas.

Murieron entre 30 y 40 personas, a pesar de la cercanía a puerto. Afortunadamente, el galeón se dirigía a una base de la marina sueca, por lo que a bordo se encontraba un número de personas muy inferior a lo que hubiera compuesto el pasaje normal, en caso de tratarse de una expedición bélica.

Su hundimiento se produjo por varios motivos. El principal es que los diseñadores del buque introdujeron una segunda cubierta de cañones sobre una primera , por indicaciones del rey de Suecia, Gustavo II Adolfo. A pesar de las contramedidas, esto elevó el centro de gravedad del buque de forma considerable. La consecuencia es que al escorar, durante la navegación, las posibilidades de recuperar la verticalidad eran muy bajas.

El enemigo de los pecios
Si conocemos esta historia es en gran parte porque el Vasa se fue a pique en el mar Báltico. Este mar tiene una baja salinidad que dificulta que un molusco, conocido como Teredo navalis o «bromas» pueda hacer de las suyas. Este gusano, de apariencia frágil, es un eficaz devorador de la madera de los pecios .

El Vasa se conservó prácticamente intacto hasta que el siglo XX, 300 años después de su primer y único viaje, pudo ser reflotado, comprobando que su madera había resistido de forma envidiable al paso del tiempo.

Este xilófago, que puede alcanzar hasta los veinte centímetros de longitud, era un auténtico problema para los navíos de los siglos XVII y XVIII, ya que perforaba los casos de los barcos, debilitándolos y causando graves problemas . Tan es así que los armadores comenzaron a recubrir los cascos con cobre.

No deja de ser curioso que el molusco afectara de forma diferente a cada barco en función del tipo de madera empleada. Así, por ejemplo, los barcos españoles construidos en el astillero de La Habana resistían mejor que aquellos que habían sido construidos en Cartagena o El Ferrol.

El cambio climático favorece al «Teredo»
El molusco vive en simbiosis con otras bacterias que le ayudan a digerir la madera. Se alimenta desmenuzando esta materia y filtrando agua para absorberla. Gracias a esto, es capaz de reducir a astillas cualquier pecio que no haya quedado enterrado en los fondos marinos en un periodo inferior a diez años.

El Vasa quedó intacto pero, desde hace unos años, los científicos han observado que, probablemente debido al incremento de la temperatura del mar provocado por el cambio climático, la especie de Teredo navalis está entrando en aguas del sur de Suecia.

ENLACES:

https://www.abc.es/ciencia/abci-vasa-titanic-sueco-siglo-xvii-llego-intacto-hasta-201901010247_noticia.html


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